La entrega no siempre alcanza

Ante Vélez, el Cervecero dejó todo en la cancha, como frente a Newell's, pero esta vez no fue suficiente. Errores propios, inexperiencia, rivales con enorme jerarquía y un mal arbitraje, privaron al QAC de sumar. Hay que reforzar el plantel ya

Perder de local y caer en zona de descenso directo cierra una pesadilla hecha realidad. Si bien la derrota fue ante el mejor equipo de la Argentina, como lo es Vélez, Quilmes nunca fue inferior a su rival y si no pudo sumar al menos un empate, fue porque el Cervecero cometió errores de los cuestan caro, porque el Fortín tiene una enorme jerarquía individual que inclina la balanza en momentos decisivos y porque el árbitro se equivocó feo en la jugada que terminó en el gol que le dio el triunfo a la visita.

En estos tres factores se encuentra el núcleo de la derrota del Cervecero frente a un rival que está para otra pelea, la del campeonato, aunque el martes no pudo plasmar su mayor potencial futbolístico en el juego, sin dudas, un gran mérito de Quilmes.

Lo cierto es que el Cervecero no puede darse el lujo ni de pestañear. El plantel corto que posee (con la seguidilla de lesiones de sus futbolistas ha agudizado aún más este problema) y la escasa experiencia de sus jugadores en Primera A, hacen que el orden y la concentración no puedan decaer siquiera un instante ante cualquier rival y menos ante un candidato al título. Y si bien casi no cometió fallas de este tipo, un error individual, como el de Olivera metiendo un codazo sin sentido (es más, era falta de Ferreyra si el zaguero Cervecero no se hubiera empecinado en aplicarle ese golpe) dejó al equipo con uno menos. Y esta situación ante Vélez, con 45 minutos por delante, es poner solito la cabeza en la guillotina.

Así y todo, daba la sensación de que se podía aguantar el cero en el arco propio. Sin el recambio necesario en el banco de suplentes (al igual que frente a Colón, no había quién pudiera dar vuelta la historia ni tampoco quien pudiera ser clave para aguantar un resultado) los 10 titulares que quedaban en cancha, con una entrega destacable, mantenían a Vélez lejos de Trípodi, cuestión que generaba el enojo y nerviosismo del habitualmente tranquilo Gareca, que veía que su equipo no podía ante el orden y despliegue del Cervecero.

Y tal como se dijo ante Newell's, a veces con la entrega alcanza, pero muchas veces, no. Y así pasó el martes.

Y es ahí que el árbitro Ceballos, de los más flojos que ha dirigido a Quilmes (incluso cuando lo hizo en la BN) entró en acción. Pelotazo largo para Diz, que cuando va a buscar la peinada recibió un empujón claro de Tobio, que Ceballos ignoró a pesar de su claridad. Allí Vélez recuperó la pelota y cinco pases después, finalizó en el gol de Ferreyra.

Si bien ese fue el error más grave del referí, fue determinante para que Quilmes se encontrara 0-1 y en las condiciones en las que estaba jugando, con un jugador menos y ante un rival de las características de Vélez, era prácticamente sentenciar la historia, cosa que finalmente ocurrió.

De todas maneras, pensar que Quilmes perdió por culpa del árbitro es no ver el bosque detrás del árbol. Está claro que Ceballos se equivocó feo en la jugada del gol de Vélez y perjudicó al Cervecero, pero también hay aceptar que a Quilmes le cuesta horrores llegar a posiciones claras de gol. Alguna jugada de pelota parada o una genialidad de Cauteruccio son las únicas vías para llegar al arco rival. Después, nada.

Particularmente, me gustaría que juegue un "9" que haga goles y no uno que me ayude mantener el cero en mi arco. Creo que es determinante que se busquen dos refuerzos (que los hay, sin duda) por los lesionados Caneo y Garnier. Quilmes no tiene generador de fútbol ni un atacante con alma goleadora y así es casi imposible generarle riesgo al equipo rival.

Si realmente el técnico De Felippe no quiere refuerzos (me cuesta creer que sea así), los directivos, de oficio, deberían traerlos. En definitiva, son los que manejan los destinos del club y los que deben encargarse de hacer lo imposible para que Quilmes siga en Primera.

Fuente: Diario El Sol.