miércoles, 7 de noviembre de 2012

“Me hicieron fama de drogadicto y eso me mató”


El Máquina Giampietri, hoy todavía jugador en Chaco For Ever, repasa una carrera cargada de conflictos con ex técnicos y compañeros. Y sorprende con una pelea reciente: “Era muy amigo del Chori Domínguez pero una vez me negó una camiseta de River y terminó todo mal...”.

Adrián Giampietri, ídolo de Quilmes y emblema del talento del Ascenso se decidió a volver a las canchas. En la época en la que los 10 están en extinción, el Máquina, tras un paso frustrado por Berazategui, sale de nuevo a la cancha para jugar en otro club bien identificado con la pelea desde la humildad: Chaco For Ever. Y en el Argentino B todavía le queda magia para mostrar.

-¿Cómo te está yendo en Chaco?

-Y … Ahí vengo. Jugué el primer partido, uno de los clásico contra Mandiyú, pero después me tuve que ir porque operaron a mi hijo en Buenos Aires por un problema de salud. Gracias a Dios salió todo bien pero estuve 12 días sin hacer nada. Volví para el otro clásico, contra Sarmiento, y fui al banco. Pasa también que el técnico de visitante cambia el esquema y su idea es que yo entre de local cuando usa un 3-4-1-2. Cuando jugamos afuera pone un 4-4-2 y a mí la marca siempre me costó porque no la siento...

-Ahora estás jugando, ¿pero te costó mucho conseguir club en el receso?

-Sí, la verdad que sí. De Berazategui mi salida fue mala por problemas que no fueron futbolísticos. Salió en todos lados que con Saccone habíamos echado a Zerillo. Y yo nunca lo hice, en mi vida volteé a un técnico. Pero una mancha más al tigre … Aunque uno después se cansa.

-¿Creés que tenés mala fama?

-Pasa que a mí siempre me ensuciaron con las drogas. Recuerdo un partido con Huracán en el que dijeron que me había dado el doping y nada que ver. Ese día hice un gol y festejé como si tomara. Y hace poco tenía la chance de ir a Barracas Central y sé que le dijeron al Chiqui Tapia (su presidente) que yo era un drogadicto. Por mí, pueden venir cualquier día y hacerme un estudio. Y siempre esperé que alguien lo hiciera. El que me conoce sabe cómo soy.

-¿Pero alguna vez tuviste relación con las drogas?

-Jamás tomé. Mirá, yo conozco todo. Tengo muchos amigos que se drogan pero nunca me ofrecieron, de hecho me cuidaron. Por eso siempre me tocaba el doping, parecía a propósito, y nunca me salió nada.

-¿Pensás que podrías haber llegado más lejos en el fútbol si no fuese porque eso?

-Creo que sí. Por ejemplo, en Quilmes inventaron que en una pretemporada estaba de fiesta en mi habitación con chicas. Todo armado. De hecho, discutí con un amigo, el Pescadito Paz. Me acuerdo que lo encaré y le dije: “Hijo de puta, no me defendiste, y vos sabías que no tuve nada que ver”. Ahí agarré el bolso y me fui a la mierda. No me importó nada, pero yo no iba a permitir que me ensuciaran. Pasa que había un grupo de jugadores grandes que querían que me fuera... Después llegué a Ferro.

-¿Tu familia que decía?

-Yo todavía la cargo a mi señora con eso de las drogas. Hace poco discutí con uno en la calle y le tiré ‘sí, me la tomo toda pero con mi plata’, porque ya me cago de risa. A mi vieja, más de una vez le llegaba que estaba muy borracho, tirado en la calle y al rato yo caía en casa a desayunar con facturas y mi mamá estaba angustiada. Es así …

-¿Y en otros clubes?

-Yo sé que lo último bueno que hice fue en Quilmes, en mi segunda etapa, y terminé peleado con el fantasma de Pascutti. En Sarmiento quedé como un mufa porque cuando llegué no le ganábamos a nadie. Además, tuve un problema con el presidente Chiófalo, al que hasta llegué a agarrarlo del cuello. Se creía vivo y no me quería pagar el convenio pactado. En un momento le dije que era plata de mi familia y que con la comida de mis hijos no iba a jugar.

-Eras amigo del Chori Domínguez pero...

-Sí, éramos …

-¿Qué pasó?


-Mira, siempre tuve una muy buena relación con el Chori y Braña, de quien todavía soy amigo. 
Pero a él una vez le pedí una camiseta de River para una chica que cumplía 15 años, que encima se la iba a pagar, y me dijo que ya las tenía ocupadas. Ahí lo re puteé. Después lo terminé de odiar cuando le hizo el gol a Quilmes y lo gritó. Ahora lo desconozco. Me dolió mucho ese gesto. Aunque aclaro que no tendría ningún problema en sentarme a hablar con él porque en su momento tuvimos una gran relación.

Fuente: Olé

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