Trípodi (6): Muy poco exigido por los atacantes rivales. Respondió bien en lo centros aunque estuvo impreciso a la hora se sacar.
Serrano (5): Alternó buenas y malas, estuvo concentrado a la hora de marcar pero no se acopló bien al ataque.
Carli (8): Gran partido del ya referente de la defensa cervecera. Quitó, corrió, metió y fue voz de mando en todo momento. Irremplazable.
Lema (7): Aunque le costó un poco adaptarse, terminó redondeando una buena tarde y anuló completamente a Funes Mori sobre el final del partido.
Goñi (7): Gran performance del teto, se mostró sólido y hasta por momentos con algunos lujos, sin dudas debe ser el marcador izquierdo titular.
Díaz (5): Se lo notó falto de fútbol y arriesgó más de lo que debía, así y todo tuvo buenas intervenciones.
Cobo (8): La figura del partido, impresionante todo lo que cortó y distribuyó, un relojito de aire en el medio.
Romero (6): El sacrificio de siempre y algunas corridas interesantes aunque estuvo errático en algunos pases.
Mansilla (6): De buen primer tiempo recorriendo todo el carril izquierdo, se lo observó cansado y un poco desconcentrado en el segundo.
Cauteruccio (7): Por momentos muy incisivo y punzante, si bien puede dar mucho más, aprobó con creces. No aprovecho un mano a mano en el primer tiempo pero no perdonó en el segundo tras el regalo de Bottinelli.
Diz (6): Muy productivo en la primera etapa: bajó varias pelotas y llegó a conectar un par de cabezazos. Se desdibujó en la etapa complementaria.
La gente: otra conmovedora muestra del enorme potencial que tiene la hinchada de Quilmes. Unos 16.000 cerveceros almorzaron rápido en el día de la madre y fueron derechito al centenario en busca de una alegría. Desde tempranos las tribunas se fueron tiñendo de azul y blanco con infinidad de banderas, tirantes, globos y bengalas mientras que las madres cerveceras recibían como obsequio golosinas en la calle interna del estadio. Recibieron al equipo de manera eufórica con mucho humo blanco, papelitos y el despliegue de los cuatro hermosos telones propiedad de todos. Al salir el visitante al campo de juego arrojaron dos gallinas con la camiseta del club de Núñez. Alentaron muchísimo y cargaron de todas las maneras posibles a los rivales. Deliraron con el gol de Cauteruccio y ahí fue cuando el aliento creció de forma estruendosa bajo la lluvia. Despidieron al equipo con un cerrado aplauso y prometieron copar el Bajo Flores.
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